Cuentan en la aldea que hubo tiempos aciagos en los que el destino de estas tierras estuvieron en manos de un solo hombre: Jarkum.
Jarkum, heredero de Tukaram, tuvo una vida marcada desde su nacimiento siendo entrenado desde sus primeros pasos, no solo en las artes de la lucha y la guerra sino también en otras áreas como la astrología, la medicina y la meditación. Todo era necesario si un día su destino se cumplía y la diosa IANNA le llamara para luchar contra el mal.
Solo nos quedaba implorar a la Diosa IANNA que retrasara el momento hasta que Jarkum estuviera listo para afrontar su sino.